Stefan Rinck en la Galería Alegría

11223969_902859959782063_4452216875103531642_oCuando observamos esculturas ancestrales esperamos que nos hablen, pero lo cierto es que ni siquiera nos ven, «nos ignoran». La «botánica de la muerte» cultivada por Occidente convirtió esos «rastros mutilados» de civilizaciones antiguas en piezas exánimes de museo o en «arte de florero». Son palabras rescatadas de la bella argumentación de Chris Marker en Les statues meurent aussi, que nos retrotrae a tiempos en que esos «muñecos severos» que nosotros llamamos ídolos «garantizaban el acuerdo entre el hombre y el mundo».

Las piezas de Stefan Rinck testimonian la ruptura de ese pacto entre la vida y la muerte. Toman conciencia del silencio de la piedra, de la profanación de su enigma a lo largo de los siglos, de su supeditación a idolatrías y demagogias maniqueas.11988338_893162964109379_3065619908215396909_n

Como acto de humildad, aunque provisto de fina ironía, constata por ejemplo la imposibilidad de interrogar a una máscara africana: su subconsciente la mezcla con la visión de un agente de seguridad de la RDA y de un hipster del barrio berlinés de Neukölln (Observer).

Utiliza piedra arenisca, la misma que se usaba en capiteles y gárgolas medievales para reasignar caracteres diabólicos al rico bestiario grecorromano y bizantino. Devuelve a esos monstruos taimados (simios, dragones…) su ambivalencia sígnica.

11947701_902778136456912_330870086530125229_oJuega con el equívoco al depositar en un mismo icono diferentes estratos interpretativos: los sombreros puntiagudos remiten al capirote de la Inquisición pero también al tocado de las hadas; las gorgueras otorgan a los personajes un rango de nobleza pero otros atributos acusan su estatus quimérico (antifaces, gorros bufonescos…) Fábula e historia se tornan inextricables.

Sus esculturas sincréticas resultan de echar redes sobre la historia de las formas y los significados, llegando a entrelazar las pirámides mayas con la columna infinita de Brancusi. Ambas poéticas de la ascensión, basadas en la creencia de que trascendemos más allá de la muerte, son burladas por Pinochos y otros farsantes cuyos bustos coronan esas geometrías perfectas.

Más información :

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Stefen Rinck , The Eternal Comedy of Creatures

http://www.galeriaalegria.es/exposiciones.php

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